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EL TURISMO SE CONTAGIA

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Convendrán conmigo en que las obras de infraestructura son factor indispensable para el crecimiento de la economía, así como el incremento de la competitividad. Facilitan el traslado de las personas y las mercancías y permiten que los servicios de educación, salud, seguridad pública, que son fundamentales, lleguen a todos con calidad y eficacia.

Poco puedo decir sobre el impacto de las infraestructuras en el desarrollo económico de una zona, en momentos de desaceleración económica y sobre el efecto anticíclico que supone. Conviene subrayar el efecto fundamental y positivo en relación con el ciclo económico, por lo que las inversiones en esa dirección suponen una acción compensatoria cuando la coyuntura se torna bajista.

Uno de los temas coyunturales en cuanto al desarrollo económico de una región, es la necesidad de contar con infraestructuras de calidad, para competir en igualdad de condiciones con su entorno.

La infraestructura publica es, sin lugar a dudas, un factor determinante para elevar la calidad de vida y promover el crecimiento económico.

Pero no cualquier inversión en infraestructura va a generar efectos positivos…. El establecimiento de un apropiado sistema de análisis de inversiones en infraestructuras debería ser una de las funciones más importantes por parte de los gobiernos de la región, a fin de lograr que infraestructura publica tenga como único fin, el bien común.

Las condiciones de nuestra zona turística y nuestro querido Mar Menor nos hacen acreedores de inversiones publicas urgentes, que intenten paliar, en lo posible, el ciclo económico negativo que, de mantenerse en el tiempo, se nos viene encima.

El gobierno regional tendría que esforzarse en la inversión en la zona, y considerar la zona del Mar Menor, (que no laguna) crucial para los intereses turísticos de la Región de Murcia.

La infraestructura que disponemos para el tráfico resulta muy deficiente, sobre todo en temporada alta, donde resulta imposible desplazarse de forma cómoda, perjudicando la posibilidad de que el turista pueda ir de compras o salir a locales de hostelería y ocio, ocasionando una mala experiencia a quien nos visita. Si tenemos en cuenta que el turismo es la experiencia humana que podemos contar a los demás con una sonrisa, no vamos bien. Ahora también provocamos hastío y cabreo experiencia que también contamos a los demás.

El turismo se contagia, como la alegría, y que mejor forma de contagio que dar la mano a San Pedro del Pinatar con la construcción de un puente y que nos una a la autopista AP7.

Los antiguos romanos nos enseñaron como se construía un imperio. y el puente, junto a la espada fueron sus mejores armas.

Un puente no ha de ser un martirio para una zona protegida si se aplican las medidas correctoras necesarias, por ejemplo el puente en Noruega de Lofoten. La ecolología es necesaria para el desarrollo turístico, pero conviene evitar medidas radicales que destruyan el futuro de las personas que residen en la zona.

En un nuevo suelo a urbanizar se exigen normas sobre viales y avenidas suficientes para evacuar con seguridad a la población de la zona, esas normas y condiciones que en la Manga no se dan.

Cuando en verano la población alcanza los 350.000 residentes, la seguridad en la Manga se ve claramente comprometida, pareciéndose más a una ratonera que a una zona turística.

Disponer de dos salidas agilizaría el trafico, alargaría la temporada, facilitaría la inversión nueva que ahora, por esa causa se nos niega, aumentaría el valor inmobiliario y nos daría, en caso de necesidad, la oportunidad de salvar la vida.

Diego de Haro
Vicepresidente de Federación de Asociaciones de Empresarios del Mar Menor

Islas Lofoten, Fredvang
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Editorial

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4 comentarios

  1. Hacer una salida por la zona norte ,le daría mucha vida .Pero estos políticos parece ser que no quieren hacer nada por esta tierra tan hermosa.

    • Tierra hermosa dice, una autopista con edificios a ambos lados, hermosa era antes de que llegásemos nosotros, el último rincón de fauna que queda está al final de La Manga, y los empresarios y ud se lo quieren cargar con una autopista que no traerá mas que tráfico, ruido, polución y la alteración irrevesible de dicho hábitat y el medio ambiente como ya han asegurado los diversos estudios de la viabilidad de un puente en la zona, si realmente a los empresarios les importase La Manga tendrían sus establecimientos abiertos todo el año y no solo en Semana Santa y verano, y si al consorcio La Manga le importase algo harían bien mejorar el transporte público por ejemplo electrificando el Feve desde Cartagena y extendiéndolo con sendos ramales hasta al menos Cabo de Palos y San Javier. Y a quién no le guste vivir en un ratonera, pues que venda su piso o espere esas inversiones, eso si, sentado, que las aceras han empezado a hacerlas en algunos tramos ahora, 60 años después.

    • Felipe Delgado

      Sería un descalabro mayúsculo en una zona de alto valor ecológico: se degradaría…

  2. Antonio Marin

    La ira del ecologista extremo le hace perder la razón.Ya vale de lamentarse de lo ocurrido en una zona que está claramente perdida ecológicamente,Estos ecologistas(EXTREMOS) que más que defender a natura , viven de rabietas sin razón,haciendo la sopa boba a políticios desinteresados en proteger vidas humanas en caso de catástrofe.Un puente elevado entre Veneciola y San Javier,salvando su estudio medio ambiental no seria tan caro.Aunque mas barato es no hacerlo,aun asi peligren vidas humanas.Señores y señoras extremoecoloíistas céntrense en zonas todavía salvables y déjense de utopías,como la de volar todos los edificios de La Manga.

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